Estamos a inicios del 2021, en el primer trimestre, dejando atrás un año que sacudió nuestra industria de turismo educativo y al final del 2020 el panorama es el siguiente: estamos observando la tendencia que se está dando prioridad a estudiantes de larga duración para programas de Educación Superior en varios lugares: Canadá, Europa, Nueva Zelanda a la hora de viajar y a la hora de evaluar los beneficios migratorios por haber invertido una larga temporada de estudio en el destino educativo. Por el momento en Canadá es posible aplicar a un permiso de estudios sin importar si vas por un período mayor o menor de 6 meses. En Reino Unido, se permite permanecer hasta 6 meses como turista con aislamiento por 10 días y pruebas al segundo y al octavo día. Quienes nos dedicamos a la industria de Educación Internacional, somos testigos de que las restricciones están cambiando constantemente según la situación en el destino educativo, o bien, según el país del cual estamos entrando (por ejemplo, Malta y su sistema de green list countries). Europa está por implementar ETIAS, el Sistema Europeo de Información y de Autorización de Viajes parecido al ETA de Canadá al ser una autorización electrónica.
Un estudiante internacional normalmente se considera aquel que va a estudiar por un período mayor a 3/6 meses en promedio dependiendo del destino (Australia, Canadá piden visa de estudiante independientemente si tu curso es de corta o larga duración) y es quien posee una visa de estudiante o un permiso de estudios, en Dubai, UAE, aplican a visa de estudiante a partir de 8 semanas, en México puedes permanecer hasta 6 meses como turista. Algunos lugares no tienen una distinción entre turista y estudiante donde se sobreentiende que permiten estudiar en su territorio cursos de idiomas, programas cortos, campamentos para juniors con el estatus de turista sin la ventaja de poder trabajar (UK, UE).
No es un secreto que el grueso de ventas e inscripciones de las agencias es el segmento de viajes educativos de estancia corta (Idiomas) desde 2 semanas hasta 3/6 meses según el mercado y el volumen. No faltan casos de los que están más próximos o dispuestos a extender su estancia con la finalidad de aplicar a una visa de estudiante, pero a la larga no es una solución eficiente, puesto que muchos se quedan en el camino, cambian de prioridades, no se pueden esperar tanto tiempo y no cuentan con una disponibilidad tan larga de permanecer fuera, sabemos que su motivación no es adquirir experiencia laboral o echar raíces en el extranjero, sino simplemente aprender, explorar y divertirse.
Me pregunto ¿cuánto aguantaría la industria en México sin el cashflow y el flujo de estudiantes generado por la estancia corta? ¿Qué escenarios y qué soluciones podemos analizar y ofrecer en un contexto de incertidumbre y constantes cambios? El verdadero problema radica en que estos viajeros están catalogados como turistas y para Migración su viaje no es esencial en el contexto actual de pandemia.
1) Cuarentena a la llegada: se ejecuta con éxito en países como Canadá donde tienen la infraestructura de hospedaje y familias anfitrionas a la hora de hacer el aislamiento y contratar el plan de alimentación.
2) Pruebas PCR y pruebas rápidas. Combina con el escenario uno donde según la situación aplica prueba y cuarentena, o según las indicaciones de cada país. La tendencia es que las pruebas rápidas estarán disponibles en los aeropuertos y los PCR en laboratorios y hospitales.
3) Cuarentena en el país de origen antes de viajar: más que por sentido común, debería convertirse en un requisito para viajes internacionales y junto con un test negativo a la larga podría ser un buen argumento para que estudiantes internacionales de corta estancia pudieran entrar y demostrar al país receptor que han viajado bajo su responsabilidad con todas las medidas.
4) Ninguno de los tres escenarios sería totalmente viable sin una regularización y normatividad migratoria para estudiantes de corta estancia. Vamos a ver bajo qué condiciones se aprobaría la entrada de estudiantes de corta estancia en un ejemplo hipotético:
– Seguro de viaje con cobertura COVID
– Aislamiento y restricción de contactos 15 días antes de viajar
– Prueba negativa de COVID
– Cumplimiento de sana distancia y medidas sanitarias implementadas por cada destino (formato de consentimiento firmado por el estudiante)
– Solvencia económica por c/ día de estancia
– Carta de apoyo por parte de las escuelas y las agencias justificando la necesidad de realización de un viaje educativo como un componente requerido para la formación y los objetivos del estudiante
– Carta en la que las agencias y las escuelas se deslindan de responsabilidad si el estudiante se contagia de COVID-19 durante su estancia en el extranjero
– Liquidación del programa y /o hospedaje pre-pagado
¿Cuál es el temor de los países? Es la propagación del virus y de los viajes masivos realizados por turistas. Es nuestra labor promover que viajar en tiempos de pandemia por motivos de estudios de manera responsable minimiza el riesgo de contagio y viajar para aprender es esencial. Además, sabemos que en destino las escuelas tienen el control de la capacidad de sus aulas y en la implementación de turnos con flujo reducido: mientras unos toman clases presenciales, probablemente otros estudian en línea por medio de una dinámica híbrida.
¿Qué acciones podemos tomar para dar estatus de “estudiante” a los turistas que estudian por un período corto? ¿Qué trámite se debe crear como una fusión entre un eTA canadiense, NZeTA el permiso electrónico de Nueva Zelanda para viajes hasta 3 meses, ETIAS de la Unión Europea a partir del 2022 y un visado de estudios, lo que llamaríamos tentativamente una autorización de viaje educativo de corta duración con el objetivo de facilitar la entrada y no privar al estudiante de la posibilidad de tener una experiencia presencial incluso en condiciones de pandemia (obviamente no aplicaría la ventaja de poder estudiar y trabajar, tampoco otros beneficios migratorios que cada país lo maneja por separado según sus propias políticas y reglas migratorias).
Les invito a opinar acerca de considerar a los turistas que toman cursos de corta estancia en el extranjero como un segmento más de estudiantes internacionales, buscar una regularización oficial que nos funcione como respaldo ante futuras pandemias y generar las respectivas políticas internacionales, porque los estudiantes de corta duración también generan un impacto económico, reactivan la economía local y fomentan el intercambio cultural en el país receptor. Por supuesto, faltaría una gran coordinación internacional entre países, la iniciativa privada y organismos para seguir impulsando el turismo educativo, incluso en un escenario más ambicioso la reducción de la cuarentena a 48-72 hrs., pruebas rápidas, pruebas en destino o en su defecto un certificado digital de vacunación. Aquí entramos en una cuestión delicada: exigir la vacuna como una condición obligatoria de viaje corre el riesgo de volverse discriminatorio hacia viajeros que no se encuentran vacunados y hacia los países en desarrollo donde el acceso a vacunas es desigual.
Reitero nuevamente la importancia de marcar al “Estudiante de Corta Duración” por separado de la “Categoría de Turista” como por ejemplo hoy en día se está implementando la visa de Digital Nomads en varios países como Estonia y Macedonia del Norte, en este caso, para trabajadores remotos (nómadas digitales) que optan por residir temporalmente en estos países, se vuelven hasta cierto punto embajadores, promotores a estos países, ya que contribuyen a su economía local. Es importante tomar en cuenta una autorización electrónica para estudiantes de corta duración por cuestiones de entrada al país, el filtro de acceso, datos estadísticos y la justificación del viaje a pesar de que anteriormente se pensaba al revés que se facilitaba el ingreso a un turista que podía realizar una estancia corta con un programa educativo sin trámites adicionales dependiendo del país. Sigue siendo lo más sencillo y lo ideal, por supuesto, sin embargo no es lo más viable si tomamos en cuenta las restricciones de viaje y el cierre de fronteras que vivimos en el 2020. El mayor beneficio para este segmento de estudiantes sería darle cierta prioridad, darle su lugar, proporcionarle un mayor respaldo frente a futuros imprevistos y pandemias, al igual que una mayor visibilidad de lo necesario que sigue siendo el intercambio cultural en el contexto actual. Por lo pronto, para el mercado mexicano tal vez funcione bastante bien un trámite electrónico de estudiantes de corta duración pensando en Idiomas, Campamentos y las certificaciones de corta duración para acelerar y respaldar los viajes educativos de corta duración.
**Nota: las condiciones y los requisitos cambian constantemente y la información en este artículo está sujeta a actualizaciones.
Por: Violeta Petkova – Gerente Mundo Joven – Estudios San Luis.